La recuperación judicial es un mecanismo previsto en la legislación brasileña que permite a las empresas en dificultades financieras reorganizar sus deudas y retomar la sostenibilidad económica. En este contexto, surgen las oportunidades de los FIDCs en la recuperación judicial, especialmente como instrumentos de financiamiento alternativo para garantizar liquidez durante el proceso. Ya en la segunda línea de este análisis, Rodrigo Balassiano, especialista en fondos estructurados y gestión de riesgos, señala que los FIDCs se han consolidado como aliados clave para empresas en reestructuración, al permitir la anticipación de cuentas por cobrar de forma controlada y adaptada a la realidad del deudor.

Al utilizar cuentas por cobrar como respaldo, los Fondos de Inversión en Derechos Crediticios permiten que una empresa en recuperación judicial transforme su flujo de caja futuro en capital de trabajo inmediato, sin recurrir al crédito bancario tradicional, que tiende a ser escaso o incluso inexistente en ese momento. Esta estructura permite la continuidad de las operaciones, el pago a proveedores estratégicos e incluso el mantenimiento de contratos con clientes, factores esenciales para que el plan de recuperación tenga posibilidades reales de éxito. Además, la titulización vía FIDC reduce la necesidad de garantías reales, que muchas veces ya están comprometidas dentro de la estructura original de la deuda.
Oportunidades de los FIDCs en la recuperación judicial: liquidez, estructuración y gobernanza
Las oportunidades de los FIDCs en la recuperación judicial también incluyen la posibilidad de diseñar operaciones personalizadas, con criterios estrictos de elegibilidad, cláusulas de recompra y niveles de subordinación adecuados al riesgo del cedente. Estas medidas brindan mecanismos de protección a los inversionistas, al mismo tiempo que ofrecen a la empresa deudora una herramienta para reconstruir su reputación en el mercado. Según Rodrigo Balassiano, el éxito de estas operaciones depende de un análisis riguroso de la calidad de los activos, la previsibilidad de las cuentas por cobrar y la gobernanza que sustentará la estructura durante todo el periodo del plan judicial.
Otro diferencial es que el FIDC puede estructurarse de modo que respete los límites impuestos por la legislación de recuperación judicial, como la no afectación de bienes esenciales y el respeto a los créditos prioritarios. Esto otorga mayor seguridad jurídica a la operación, tanto para el originador como para los inversionistas. Cuando esta estructura se gestiona correctamente, se crea un ambiente de confianza, en el que la empresa demuestra su capacidad de revertir su situación financiera y los acreedores comienzan a ver alternativas para recuperar los valores adeudados, lo que favorece el cumplimiento del plan y evita la quiebra.
La viabilidad del uso de FIDCs en procesos de recuperación judicial también se debe a la flexibilidad de la estructura frente a diferentes tipos de cuentas por cobrar — facturas comerciales, contratos de prestación de servicios, pagarés o incluso cuentas por cobrar diversificadas. Esta adaptabilidad permite que empresas de diversos sectores — comercio minorista, logística, tecnología o agronegocios — puedan recurrir a este instrumento con resultados efectivos. Rodrigo Balassiano destaca que la credibilidad del gestor y la calidad de los socios involucrados, como custodio, administrador y auditor, son determinantes para que el FIDC actúe de forma transparente y eficaz en este tipo de escenarios.
Aunque el riesgo de la operación sea elevado, especialmente por la condición jurídica de la empresa, la adecuada estructuración del fondo y el uso de garantías adicionales pueden atraer a inversores dispuestos a participar en este tipo de estrategia. Muchos fondos buscan precisamente operaciones con un mayor retorno ajustado al riesgo, y cuando existe un diagnóstico claro de la situación de la empresa y mecanismos eficaces de control, el FIDC puede ser una alternativa atractiva. Esta solución cobra aún más relevancia en un mercado crediticio conservador, en el que las empresas en recuperación judicial suelen enfrentar barreras para acceder a nuevo capital.
Consideraciones finales
Las oportunidades de los FIDCs en la recuperación judicial están directamente relacionadas con la capacidad de estos fondos para ofrecer liquidez estructurada, control de riesgos y gobernanza calificada. Al transformar cuentas por cobrar en flujo de caja utilizable, los FIDCs contribuyen a la reconstrucción financiera de empresas en dificultades y amplían las posibilidades de cumplimiento de los planes de recuperación. En la visión de Rodrigo Balassiano, el crecimiento de este tipo de operación en los próximos años dependerá de la madurez de los gestores, la evolución del marco regulatorio y la disposición de los inversores a apostar por soluciones estructuradas con impacto real en la preservación de empresas viables.
Autor: Janice Wagner